América: una temporada irregular rumbo a su territorio favorito, la Liguilla

No fue el mejor torneo, pero con plantel más completo y experiencia reciente, el América apunta a la Liguilla donde mejor compite.

El América habla en la Liguilla.
El América habla en la Liguilla.
Foto de Diego Becerra
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OPINIÓN

Se habló mucho. Se discutió el nivel, las formas, la identidad y hasta el futuro del cuerpo técnico. Se dijo que este América del Apertura 2025 ya no era el mismo, que había perdido brillo, que las lesiones lo habían golpeado demasiado, que el plantel no encontraba su mejor versión. Y sí, es verdad que no fue la mejor temporada del equipo de André Jardine. Eso nadie lo niega. El América tuvo que remar contra ausencias importantes, bajas prolongadas, jugadores que llegaron con lo justo y una constante rotación que obligó a improvisar más de la cuenta. Pero aun así, está cuarto, a dos puntos del líder, con dos jornadas por disputar. Eso, para cualquier otro, sería motivo de festejo. Para el América apenas no es una buena noticia, porque siempre se puede mejorar.

Porque lo que de verdad importa viene ahora.

La Liguilla no es territorio desconocido para este club. De hecho, es su hábitat natural. América no compite para clasificar: compite para llegar al final y ganarla. Y eso también es algo que la historia reciente respalda. Este equipo jugó 4 finales y ganó 3 de las últimas 4. No estamos hablando de promesas ni de discursos motivacionales: estamos hablando de realidad. Cuando el torneo se pone bravo, cuando las luces queman, cuando la presión ahoga, el América no tiembla. Ahí es cuando más cómodo se siente.

Esa es la diferencia entre los grandes de verdad y los que sólo presumen.

La crítica fácil se enfoca en la fase regular. Pero la fase regular es otra cosa. La Liguilla es distinto. Y ahí es donde este América tiene algo que los demás no: experiencia ganadora, memoria de finales, jerarquía en el momento límite.

Además, lo que muchos pasan por alto es que el América llegará a la Liguilla recuperando piezas claves. Jugadores que durante el torneo estuvieron entre algodones, cuidándose, entrando a ritmo, volverán a estar disponibles en el momento justo. Y cuando el plantel está completo, el funcionamiento cambia. Y América con las piezas completas es otro equipo totalmente diferente.

A Jardine podrán cuestionarle decisiones, pero jamás su capacidad para preparar equipos que compiten cuando hay que competir. América puede jugar mejor o peor, pero sabe ganar partidos importantes. Y eso, en la Liguilla, vale más que cualquier análisis estadístico.

Lo que viene no es una apuesta, es un aviso.

América no necesita gritar que es candidato. América llega y se nota. Los rivales lo sienten. Los estadios lo sienten. La Liga entera lo siente.

Los demás pueden celebrar que el equipo no brilló como otras veces. Que no fue arrollador. Que tuvo dudas. Pero eso, lejos de ser un problema, puede ser una ventaja. El América de la Liguilla es otro América. Más serio. Más fino. Más peligroso. Y con hambre. Hambre de demostrar que la hegemonía no fue casualidad, que el ciclo sigue vivo y que la historia reciente no fue una excepción, sino la regla.

No lo den por muerto.

El América no habla en la fecha 5.

El América habla en la Liguilla.

Y cuando habla, se queda con el título.

Por: Diego Becerra

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