América vuelve al escenario donde se siente gigante: la Liguilla
Las Águilas se juegan todo ante Rayados en el Gigante de Acero.
OPINIÓN
La Liguilla vuelve a abrir sus puertas y, como casi siempre, todas las miradas terminan apuntando al mismo lugar: el Club América. No importa cómo haya sido la fase regular, si fue brillante, irregular o simplemente cumplidora; cuando inicia la fiesta grande, las Águilas cambian de piel. El equipo se transforma, juega distinto, compite distinto y enfrenta el torneo como si fuese un capítulo escrito para ellos. Porque, guste o no, la Liguilla es su ecosistema natural.
Hoy comienza ese camino que tantas veces ha recorrido y que tantas veces ha terminado levantando un título. Para América, la Liguilla no es solo un torneo: es una responsabilidad histórica. Es el momento en el que la exigencia se duplica, donde la grandeza deja de ser discurso y se convierte en obligación.
El duelo ante Monterrey, uno de los rivales más complejos que le podían tocar, será la primera prueba para medir de qué está hecho este equipo. Rayados es un proyecto poderoso, con una plantilla profunda y un estadio que sabe apretar. Pero para América, jugar este tipo de partidos es casi una costumbre. Este club está construido para noches de presión, para escenarios donde cualquier otro se encoge. América, en cambio, crece.
La Liguilla también es el momento en el que su entrenador, André Jardine, debe demostrar por qué este equipo se volvió tan competitivo bajo su mando. Las decisiones, los ajustes, la lectura de los partidos: todo pesa el doble. Y aunque no contará con plantel completo, el técnico brasileño sabe que este club exige respuestas, no excusas.
El América inicia su travesía con la convicción de que llegar lejos es la regla, no la excepción. La afición lo sabe, el plantel lo entiende y la historia lo avala. Hoy comienza su torneo favorito, el que lo ha visto caer, resurgir, sufrir y celebrar. Ese torneo que siempre parece hecho a su medida.
Empieza la Liguilla. Empieza América en modo América.
Por: Diego Becerra.
