Con André Jardine, México dejaría de improvisar en torneos importantes

El entrenador brasileño podría cambiar las cosas en el seleccionado.

Jardine sería la solución para México. FOTO: GENERADA CON GEMINI.
Jardine sería la solución para México. FOTO: GENERADA CON GEMINI.
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OPINIÓN

La Selección Mexicana necesita urgentemente un cambio de rumbo. No se trata solo de resultados, sino del caos estructural que se ha repetido una y otra vez en cada torneo importante. En cada Copa Oro, Nations League o Mundial, México llega con la misma historia: esquemas modificados a último momento, jugadores improvisados en posiciones que no dominan, experimentos sin sentido y decisiones que parecen tomadas sobre la marcha. El Tri vive en la improvisación permanente.

Por eso un perfil como el de André Jardine podría ser una revolución silenciosa pero profunda. El brasileño es un entrenador que no improvisa, que no inventa, que no reacciona: planifica. Trabaja con microciclos, analiza rivales con detalle, asigna tareas específicas y entiende que el fútbol moderno se gana desde la preparación, no desde el discurso vacío. Sus equipos no llegan a los partidos “a ver qué pasa”; llegan con un plan claro, con mecanismos automatizados y con respaldo táctico. Eso, por sí solo, ya sería un salto gigantesco para la Selección Mexicana.

Pero donde realmente surge la diferencia es en los mundiales. Con Jardine, México tendría algo que hace décadas no tiene: protagonismo real. Sus equipos compiten, pelean cada pelota y jamás salen a especular. Es un técnico que quiere ganar siempre, contra quien sea y donde sea. No se achica ante escenarios grandes; los disfruta. Un perfil así es exactamente lo que le ha faltado al Tri, que muchas veces entra a los Mundiales con dudas, temores y un exceso de prudencia que termina siendo fatal.

Jardine también se distingue por su capacidad de potenciar futbolistas, algo que México necesita desesperadamente. Jugadores estancados, jóvenes que no terminan de explotar, talentos que se pierden en el camino… Jardine ha demostrado en México que puede reconstruir carreras y elevar niveles individuales. Ese es el tipo de entrenador que transforma selecciones: el que mejora lo que ya tenés, no el que pide milagros.

Y sí, esto contrasta con lo que ofrece Javier Aguirre hoy. Aunque Aguirre es un técnico respetado, su perfil es más conservador, más reactivo, más pragmático. Jardine es lo contrario: ambicioso, competitivo, valiente. Aguirre ordena; Jardine eleva. Aguirre administra; Jardine construye. México necesita dejar de administrar crisis y empezar a construir proyectos.

Con Jardine, la Selección Mexicana tendría identidad, estructura y valentía. Dejaría de improvisar y empezaría a competir en serio contra los grandes del mundo. No sería solo asistir al Mundial: sería buscar trascender. Y esa es la diferencia entre un técnico que te mantiene… y uno que te hace crecer.

Por: Diego Becerra.

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