El América vive para la Liguilla y se olvida de jugar bien durante el torneo
El América siempre piensa en la Liguilla antes que en la primera fase.
OPINIÓN
El América volvió a dejar la misma sensación de siempre: un equipo que administra esfuerzos, que rota piezas, que prioriza el resultado por encima del rendimiento y que, tarde o temprano, paga el precio de caminar por la fase regular sin la intensidad que exigen sus propios estándares. Las Águilas tienen plantel, estructura y presupuesto para dominar de principio a fin, pero la realidad es que desde hace meses, incluso años, parecen jugar con un solo objetivo en mente: llegar vivos a la Liguilla, porque ahí “empieza lo bueno”.
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Es una estrategia que puede funcionar… hasta que deja de hacerlo. Y la versión 2025 del América ha sido el ejemplo más claro: partidos irregulares, cambios constantes, momentos de desconexión y un equipo que, por momentos, se ve muy lejos de su verdadero techo futbolístico. André Jardine lo ha dicho en varias ocasiones: su prioridad es tener a todos sanos, recuperar lesionados y llegar con ritmo a la fase final. Pero mientras tanto, la sensación de que el equipo administra demasiado no se borra.
El problema no es perder puntos, sino la falta de autoridad. Equipos con mucho menos plantel que el América han mostrado una idea más clara, más presión, más intención de protagonizar cada fin de semana. Las Águilas, en cambio, parecen moverse en un modo de “economía de esfuerzo” que a veces desespera a su afición. Y no es para menos: este club no se hizo grande especulando ni regulando cargas, sino imponiendo condiciones desde el primer partido hasta el último.
La exigencia también pasa por la forma de ganar. Un club como el América no solo debe sumar, debe convencer. Y si bien Jardine ha entregado títulos y resultados, la irregularidad en el torneo regular ha dejado la puerta abierta a críticas justificadas. Porque si algo ha quedado claro en los últimos torneos, es que la línea que separa un América “regulador” de un América “sufridor” es muy delgada.
Con la Liguilla a la vuelta de la esquina, el discurso vuelve a ser el mismo: “ahora sí veremos la mejor versión del equipo”. Y probablemente así será, porque históricamente el América aumenta revoluciones cuando llega la fase final. Pero eso no debería ocultar un detalle importante: un equipo que aspira a ser el mejor del país también debe jugar como tal durante todo el torneo, no solo cuando se prende la alarma.
La afición quiere una Liguilla de alto nivel, sí, pero también un América que respete su ADN desde febrero hasta diciembre. Jugar bien no es un lujo, es una obligación. Y si Las Águilas quieren seguir marcando época, deberán entender que no se puede vivir solo para la Liguilla: un gigante como este debe volar siempre, no solo cuando llega la hora de definir.
Por: Diego Becerra.