Opinión: el América de André Jardine perdió su esencia y el ciclo llegó a su límite
Las Águilas están mostrando una versión muy distinta a la de años atrás.
El América ya no juega como un América. Esa es la realidad que nadie en Coapa quiere admitir, pero que se viene arrastrando desde hace meses. El equipo perdió energía, perdió la intensidad que caracterizó los primeros meses de André Jardine y, sobre todo, perdió claridad en su idea de juego. Lo que se vio en la derrota 2-0 frente a Rayados no fue un accidente: fue el reflejo de un desgaste profundo.
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A lo largo del año, las Águilas no hicieron las cosas bien. Entre lesiones constantes, desajustes en la preparación física y decisiones internas que nunca se corrigieron, el equipo se fue debilitando poco a poco. La columna vertebral se fracturó, tanto por ausencias como por rendimientos muy por debajo de lo esperado. Y cuando un equipo grande pasa por eso sin soluciones, el entrenador inevitablemente queda expuesto.
Los refuerzos tampoco respondieron. América invirtió, apostó y buscó profundidad, pero varios nombres quedaron muy lejos de lo que exige un club que presume ser el más grande del país. Futbolistas que debían llegar a resolver terminaron convirtiéndose en problemas adicionales, y el funcionamiento general se volvió cada vez más predecible y frágil.
También es evidente que algunos jugadores cumplieron su ciclo. No es solo un tema de calidad; es desgaste, desconexión, falta de hambre competitiva. Cuando las mismas caras llevan demasiado tiempo sin dar un salto de calidad, la inercia negativa se vuelve inevitable. Y Jardine, en lugar de renovar la estructura, insistió una y otra vez con piezas agotadas.
El técnico brasileño también llegó a su límite. Su lectura de partidos ya no sorprende a nadie, sus cambios dejaron de influir y su modelo de juego dejó de funcionar y los rivales lo tienen estudiado. Su discurso, antes convincente, ya no encuentra eco en un plantel que luce desorientado.
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Por eso la vuelta del sábado ante Rayados será un juicio final. Con el 2-0 en contra, América necesita una actuación perfecta para sobrevivir y sostener un proyecto que viene en caída libre. Si Jardine no logra remontar la serie en el Estadio Azteca, la conclusión será inevitable: deberá dar un paso al costado. No por castigo, sino porque su ciclo ya se consumió completamente.
Por: Diego Becerra.
